Y Moctezuma luego envía,
presenta a varios principales. Los encabeza Tzihuacpopocatzin, y otros muy
numerosos representantes suyos. Fueron a encontrar (a los españoles), en la
inmediación del Popocatépetl.
Les dieron a los españoles
banderas de oro, banderas de plumas de quetzal, y collares de oro. Y cuando les
hubieron dado esto, se les puso risueña la cara, se alegraron mucho, estaban
deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentían en
ademán de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazón. Como
que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les ensancha el cuerpo por eso,
tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansían el oro. Y
las banderas de oro las arrebatan ansiosos, las agitan a un lado y a otro, las
ven de una parte y la otra.
Crónicas de Amércia: La visión de los vencidos. León Portilla. Madrid, 1985.
La rendición
de los últimos elementos de resistencia
en las ruinas de Tenochtitlan, el 13 de agosto de 1521 fue más un triunfo de
las enfermedades llevadas por los españoles que de sus armas. La viruela
transmitida por un esclavo africano causó estragos entre os defensores de la
ciudad (…) La conquista de América fue una conquista realizada tanto por los
microbios como por los hombres.
A pesar de
esto, el derrumbamiento del Imperio mexica, de unos 25 millones de habitantes,
por el asalto de unos cientos de españoles no puede explicarse solo por
intervención de agentes externos. Se debió también a las fallas internas de la
estructura del propio imperio, y en especial, de la naturaleza represiva de la dominación mexica sobre los pueblos de
México central. La conquista de Cortés fue tanto una revuelta interna de la
población sometida contra sus señores supremos, como una solución impuesta
desde el exterior.
Historia de América Latina. Tomo I. L. Bethell. Crítica.
Barcelona. 1990
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