En clase usamos este texto dividido en segmentos para detectar causas económicas, sociales, políticas y culturales que explican el estallido de la Revolución Francesa a partir de 1789.
Las causas de la Revolución Francesa:
La
situación política de Francia durante el siglo XVIII explica el estallido
revolucionario de 1789, pero sólo en parte, porque sus causas son múltiples.
Además de la política absolutista, es necesario estudiar las condiciones
sociales, la situación económica del país y la influencia de la Nuevas Ideas.
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La economía
francesa tenía graves problemas internos: el trabajo en el campo seguía siendo
tradicional y, por lo tanto, el rendimiento era escaso para una población que
crecía. La producción estaba sujeta, además, a los cambios climáticos que
podían determinar una buena o mala cosecha y, por lo tanto, el precio de los
alimentos, la escasez y el hambre. En cuanto al desarrollo de las artesanías y
del comercio Francia debía competir con Inglaterra que le llevaba grandes
ventajas.
Además de
las razones más profundas, la situación económica se complicó a partir de 1778.
Una serie de cosechas extraordinarias de vid hizo que el precio del vino bajara
y con eso el principal producto comerciable de los campesinos. Entre 1784 y
1785 una sequía disminuyó mucho el número de ganado y produjo malas cosechas en
los cereales. Con ello aumentó el precio de la harina y del pan y, por lo
tanto, las hambrunas amenazaron especialmente a campesinos y pobres de las
ciudades.
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El Estado
francés era absolutista y estaba gobernado por Luis XVI, más preocupado por la
caza o las manualidades que por la situación de su reino.
La crisis
agrícola se manifestó también en la recaudación fiscal. Las finanzas reales
demostraban una situación de déficit, los gastos eran un 20% mayor que los
ingresos. La ayuda prestada por Francia a la Revolución de Independencia en los
Estados Unidos y la participación en conflictos europeos habían aumentado la
deuda. Debemos sumar los gastos del Estado y de la Corte, cuyas fiestas y lujos
tanto disgustaban a los franceses que no participaban en ellas.
La sociedad
francesa seguía dividida en tres órdenes u estamentos. En una población de
aproximadamente 25 millones de habitantes, el clero era apenas el 0,5% del
total, la nobleza el 1,5%, y el Tercer Estado, la inmensa mayoría del 98%.
El clero y la nobleza gozaban
de privilegios tales como no pagar impuestos al Estado y aconsejar al Rey.
Además, el clero cobraba el diezmo y la nobleza propietaria de tierras,
recaudaba una serie de impuestos sobre ella. Por su parte, a pesar de las
diferencias de riqueza entre los miembros del Tercer Estado, todos debían pagar
impuestos aunque los más perjudicados eran los campesinos.
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Por lo
tanto, hacia 1789, tanto la nobleza como el clero, estaban relativamente
conformes con la situación que vivían y, en todo caso, no querían perder sus
privilegios fiscales, oponiéndose a cualquier intento del Rey de incluirlos en
la recaudación de impuestos. Burgueses, campesinos y sectores pobres de las
ciudades buscaban limitar el poder del Rey aunque su participación en la
Revolución fue diferente.
No menos
importante fue la influencia que tuvieron los pensadores de la Ilustración y
sus ideas en defensa de los derechos a la libertad de opinión, a la libertad de
comercio, a la igualdad ante la ley, incluso en el momento de pagar impuestos.
Gastos del
Estado Francés
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50%
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Deuda
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26%
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Sueldos y gastos
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18%
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Otros
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6%
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Corte
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