martes, 24 de mayo de 2016

Debate sobre la Naturaleza Indígena

Además de problemas políticos (cómo gobernar territorios tan extensos) o económicos (cómo sacar el mayor provecho posible a las nuevas colonias), los españoles también se enfrentaron a la cuestión indígena. ¿Quiénes eran estos individuos? ¿Se trataba de personas como los españoles? ¿Podían tener derechos? ¿Qué tipo de trato debían recibir?

Todas estas cuestiones generaron un gran debate entre los españoles, con fuertes divisiones. En clase trabajamos con las dos posturas antagónicas... La de Juan Ginés de Sepúlveda y la de Fray Bartolomé de las Casas,

Debate sobre la Naturaleza Indígena:
Con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores a los españoles como niños a los adultos y las mujeres a los varones.
¿Qué cosa pudo suceder a estos bárbaros más conveniente ni más saludable que el quedar sometidos al imperio de aquellos cuya prudencia, virtud y religión los han de convertir de bárbaros (…) en hombres civilizados?
Por muchas causas están obligados estos bárbaros a recibir el imperio de los españoles (…) y a ellos ha de serles todavía más provechoso que a los españoles (…) y si rehúsan nuestro imperio podrán ser compelidos por las armas a aceptarle, y será esta guerra justa por ley natural.
La primera razón de la justicia de esta guerra de conquista es que siendo por naturaleza bárbaros, incultos e inhumanos, se niegan a admitir el imperio de los que son más prudentes, poderosos y perfectos que ellos; imperio que les traería grandísimas utilidades y comodidades.
Juan Ginés de Sepúlveda. De la justa causa de la guerra contra los indios. 1550
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Todas estas universas e infinitas gentes crió Dios los más simples, sin maldades. Obedientes, fidelísimos a sus señores naturales y a los cristianos a quienes sirven. Son sumisos, pacientes, pacíficos y virtuosos. No son pendencieros, rencorosos o vengativos. Además, son más delicados que príncipes y mueren fácilmente a causa del trabajo o enfermedades. Son también gentes que no poseen ni quieren poseer bienes temporales. Seguramente que estas gentes serían las más bienaventuradas del mundo si solamente conocieran al verdadero Dios.
En estas ovejas mansas (…) entraron los españoles (…) como lobos y tigres y leones crudelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho hasta hoy, sino despedazarlas, matarlas, atormentarlas y destruirlas por extrañas y varias maneras de crueldad: en tanto grado que habiendo en la isla Española sobre 13000 almas que vimos, no hay hoy de los naturales de ella doscientas personas.
Fray Bartolomé de las Casas.  Brevísima relación de la destrucción de las Indias. 1542.
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Nosotros consideramos que los indios son verdaderos hombres, y que no sólo son capaces de comprender la religión católica, sino que desean ardientemente recibirla. (…) A dichos indios y a todas las otras gentes que los cristianos puedan descubrir más adelante, de ningún modo se les podrá privar de su libertad o bienes.

Papa Pablo IIIEncíclica


A la izquierda, Fray Bartolomé de las Casas, a la derecha J.G. de Sepúlveda

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